El tratamiento térmico no es simplemente un paso en el proceso de fabricación; es la etapa transformadora que le da a una válvula de motor sus propiedades mecánicas esenciales para sobrevivir dentro de un motor en funcionamiento. Las válvulas están sujetas a un inmenso estrés mecánico cíclico, temperaturas extremas (especialmente las válvulas de escape) y gases de combustión corrosivos. El régimen de tratamiento térmico adecuado asegura que la válvula tenga la dureza necesaria para resistir el desgaste, la resistencia para resistir la deformación y la estabilidad microestructural para resistir la fatiga y la fluencia.
El proceso típicamente involucra varias etapas. Después del forjado o mecanizado, las válvulas se endurecen mediante austenización y enfriamiento para lograr una alta dureza superficial para la resistencia al desgaste en el vástago y la punta. Esto a menudo es seguido por un proceso de revenido para reducir la fragilidad y aliviar las tensiones internas, creando un núcleo resistente y duradero. El control preciso sobre la temperatura del horno, la atmósfera (para evitar la descarburación o la oxidación) y la velocidad de enfriamiento es absolutamente crítico. Nuestras soluciones integradas de tratamiento térmico, como los hornos continuos de atmósfera controlada, proporcionan la repetibilidad y uniformidad necesarias para asegurar que cada lote de válvulas tenga propiedades de material idénticas y óptimas para una larga vida útil.